París
(Francia), 1953.
Eminente niponófilo, hace uso de sus conocimientos en el campo de la ortopedia y la traumatología para mostrarnos la erótica de los collarines, muñones, escayolas y vendajes varios, en maltrechas jovencitas orientales. Gracias a su dilatada producción en todo tipo de soportes puede costearse la ingente cantidad de yeso y mercromina que consume, lo que le convierte en un apreciado cliente de la industria farmacéutica. Desde hace tres décadas viene satisfaciendo nuestra curiosidad por la mujer oriental y sus accidentes domésticos con sus películas, dibujos, fotografías, novelas y todo tipo de material gráfico.
En
Tabasco Carrasco:
"Experimental"
(expo) |
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